El Consejo Indigenista Misionero (CIMI) denunció la muerte de otro líder indígena en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul. Ortiz Lopes, de 46 años y líder del pueblo Guaraní-Kaiowá, fue asesinado el domingo pasado con varios tiros que habrían sido realizados por asesinos al mando de hacendados de la región. El CIMI señaló que se trata del vigésimo asesinato en el estado durante este año, lo que iguala el número de asesinados durante todo el 2006.
En enero de este año, Ortiz participó junto a 300 personas de la reocupación de la tierra indígena Kurussu Ambá, en el municipio de Coronel Sapucaia, en la frontera con Paraguay. Una semana después de la ocupación, el grupo fue violentamente expulsado del lugar por una operación conjunta entre policías militares y funcionarios de seguridad de la hacienda Madama, una de las invasoras de la tierra indígena.
Llama la atención que ningún agresor fue detenido, en cambio 12 indígenas - inclusive niños - fueron llevados a la delegación de policía de Amambai, y 4 de ellos, los principales líderes del pueblo, permanecen detenidos acusados de robo e invasión de tierra.
Según religiosos, antropólogos, líderes indígenas y de los derechos civiles, los sucesivos gobiernos brasileños hasta ahora no han delimitado apropiadamente las reservas indígenas y hoy unas 40.000 personas viven en unas 50.000 hectáreas, un espacio insuficiente para cubrir las necesidades de su economía agrícola tradicional.
"Los índices de pobreza, desnutrición, enfermedades infecciosas, suicidios y asesinatos entre las comunidades Guaraní-Kaiowá están entre las más altas de Brasil," según cifras oficiales del CIMI.
En mayo la Conferência Nacional dos Bispos do Brasil (CNBB) denunció que el obispo Manuel João Francisco, de la ciudad de Chapecó, está bajo amenazas de muerte por defender a los pueblos Guaraní, Kaingang y Xokleng en su lucha "por la demarcación y garantía de posesión de sus tierras".