José Steinsleger/La Jornada
Se dice (algunos historiadores dicen...) que por motivos de "unidad nacional", la casa presidencial de los argentinos se pintó de "rosada", para diluir el rojo y el blanco partidario de quienes estaban a favor y en contra de la federalización de Buenos Aires (1880).
El puerto fue capital federal y poco más allá, fuera de su perímetro de 200 kilómetros cuadrados, se fundó la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.
Comercial e improductiva, la ciudad porteña se convirtió en "blanca" y hermosa, enriqueciéndose del monopolio de las rentas de la aduana y el libre cambio con Inglaterra. Y el país se convirtió en "el interior", vasto espacio territorial habitado por los "negros" (provincianos pobres).
La Buenos Aires linda: escaparate o parte visible de una Argentina partida en dos. "El interior": país oculto que ya en el decenio de 1930 llamó la atención de escritores con aliento spengleriano, como Ezequiel Martínez Estrada (Radiografía de la pampa, 1933; La cabeza de Goliat, 1940), y el nada nacionalista Eduardo Mallea (Historia de una pasión argentina, 1937).
Nueve mitos porteños "for export": Borges y Gardel, el futbol y el "bife", la pampa y los gauchos; la "cultura", el tango y Buenos Aires (tan "parecida" a Europa...). Mitos reales que se ajustan a la etimología del vocablo: "relatos tradicionales relativos a cosas y seres sobrenaturales, o a los antepasados o héroes de un pueblo".
Para gran parte de los porteños, la noción de "interior" empieza en la avenida General Paz, anillo periférico que circunvala y divide a la capital de la provincia. El "interior": justificación de la barbarie liberal. Ayer, contra el gaucho que huía de "la ley", el negro encadenado en la guerra de Paraguay, el inmigrante "apátrida" ajeno al "ser nacional" y el "cabecita negra" que grita Perón.
Y hoy, contra los "desaparecidos" de la dictadura militar, los trabajadores "ilegales" de los países vecinos, y los pobres "desechables" engendrados por el modelo neoliberal y empresarios "de éxito" como Mauricio Macri (1959), flamante jefe electo del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Veamos algunas "opiniones" del señor Macri, apoyado democráticamente por más de un millón y medio de porteños que se jactan de su "cultura" (61 por ciento):
Cartoneros: "Tienen una actitud delictiva porque se roban la basura. Los recolectores informales no pueden estar en la calle, los vamos a sacar de la calle...Es tan delito robar basura como robarle a un señor en la esquina" (diario La Nación)
Homosexualidad: "Es una situación complicada. Es una enfermedad, no es una persona ciento por ciento sana...es una desviación... ¿usted festejaría que su hijo fuese homosexual?" (diario Página 12)
Mujer: "Vengo de una familia machista. En una familia machista, una mujer no tiene otro destino que el de estar educando a sus hijos" (revista Noticias)
Tortura: "Cuando uno sueña que un policía tiene que agarrar al ladrón y pedirle por favor que confiese, la realidad se encarga de demostrar que no es tan fácil que confiese" (revista Noticias)
Trabajo: "La manera de tener un desempleo bajo es atrayendo constantemente inversiones. Y eso se logra primero con un régimen laboral muy flexible, que les permita a los que quieren entrar, entrar y salir sin mayores costos" (diario Página 12)
Menem: "Uno de los grandes presidentes de la historia" (revista Viva)
Hambre: "Me acuerdo que a los 18 años fuimos a Chile con unos amigos... Llevábamos unos buenos mangos (pesos), pero descontrolamos en el casino. Perdimos todos y dormimos un par de días en la calle".
Seguridad: "Proponer, sólo proponer hacer una revolución moral, una policía profesional y bien paga; tener un proyecto, que se pueda circular por las calles, que los delincuentes estén tras las rejas..." (Muletillas de campaña)
Hijo del magnate industrial ítalo-argentino Franco Macri (quien hizo su fortuna bajo el paraguas de las llamadas "patria financiera", "patria contratista", "patria protegida", "patria privatista", "patria licuadora" y otras modalidades del saqueo neoliberal), Mauricio Macri impulsó su campaña al frente del club de futbol Boca Juniors, y de una agrupación política llamada Propuesta Republicana (PRO).
A finales de 2005, el periodista Horacio Verbitsky observó que el ideario de Macri sintonizaba con las palabras pronunciadas por el general Jorge Rafael Videla el 24 de mayo de 1976, a dos meses del golpe militar.
Dijo el genocida: "...Con madurez y sentido de unidad es fácil pensar en la recomposición del ser argentino. Ese ser argentino, basado en madurez y sentido de unidad, permitirá la inspiración para elevarnos por encima de la miseria que la antinomia nos ha planteado, para dejar de una vez por todas ese ser anti y ser de una vez por todas, pro: pro argentinos".
En primera página, el periódico La Nación tituló: "Una propuesta para un cambio profundo".
Videla explicó que esa propuesta sería "seriamente republicana", hasta que sus objetivos fueran asumidos por una corriente de opinión.
¿Llegó la hora?